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Mis camaradas,
hoy nos enfrentamos a una adversidad de proporciones inimaginables. Estrela Maris, la Nación que hemos construido y amado, está siendo amenazada por un terrible y devastador bombardeo que puede destruir nuestro país. Estas palabras son las más difíciles que he tenido que pronunciar como vuestra Líder, pero creo que es mi deber estar con ustedes en estos momentos oscuros.

Sabemos que nuestras vidas, nuestras esperanzas y nuestros sueños están en grave peligro. El enemigo está decidido a destruir todo lo que hemos logrado en nombre de la Justicia Social, la Igualdad y la Dignidad Humana. Pero no debemos dejar que su violencia y su odio nos definan. Somos una Patria que ha luchado incansablemente por un mundo mejor, y nuestras convicciones no pueden ser destruidas por ninguna fuerza extranjera.

En este momento, quiero que recordemos a los mártires de la lucha socialista, quienes nos inspiraron con su compromiso inquebrantable con la Paz, la Justicia Social y la Democracia. A pesar de las adversidades que enfrentaron, mantuvieron su fe en el pueblo y en un futuro en que las grandes alamedas se volviesen a abrir para que pase por ellas el Hombre y la Mujer nuevos. Sigamos sus ejemplos y mantengamos viva esa llama de esperanza en nuestros corazones.

Aunque la destrucción es inminente, nuestra lucha perdurará. Nuestro legado no se medirá en términos de edificios o monumentos, sino en la valentía y la dignidad con la que enfrentamos esta terrible adversidad. Sigamos siendo fieles al Socialismo y no permitamos que la oscuridad del horror destruya la esencia de lo que somos. En estos momentos finales, reafirmemos nuestro compromiso con la solidaridad y el amor por nuestro prójimo: juntos, enfrentaremos este trágico destino con la frente en alto, sabiendo que nuestras almas están llenas de dignidad y nuestros corazones rebosan de esperanza.

Mis camaradas, nuestras vidas están en juego, pero nuestra Historia colectiva trasciende esta triste realidad. Que Estrela Maris sea recordada por su lucha incansable contra la corrupción del Capital. Que nuestros sueños de Igualdad y Dignidad inspiren a futuras generaciones a seguir luchando. Les agradezco su valentía y su compromiso. Sigamos siendo un faro de esperanza en un mundo que a menudo carece de ella.

Que la solidaridad y el amor iluminen nuestro camino en este momento definitivo,
que la Sabiduría nos acompañe en este trágico viaje.
Gracias y adelante, siempre adelante, por un mundo mejor.